Mi Hazaña frustrada.

En esa mañana me desperté muy lúcido. Salí a la calle para caminar un poco. Siempre listo por si algo sucedía. Siempre con mi 9mm en mi abrigo. Después de hacer dos cuadras decidí ir hacia dentro de una plaza para sentarme en uno de los bancos, a disfrutar del calor del sol, ya que era un muy lindo día. Comencé a adentrarme poco a poco, de a pasos lentos, y mirando las plantas florecidas. Las veredas hechas con ágatas pegadas al cemento estaban muy limpias, así que con confianza miraba también las copas de los grandes árboles de palo borracho. Hasta que me tropecé con un cartel amarillo, puesto en el medio de la vereda. Solamente lo miré y seguí caminando sobre ella. Al instante sentí gritos muy fuertes, como con desesperación. Dirigí la mirada por donde creía haberlos escuchado, y vi que un hombre sostenía a una mujer por su cuello, y amenazaba groseramente con cortárselo con un gran cuchillo. Rápidamente tomé mi pistola y no dudé en apuntarle a la cabeza mientras me iba acercando lentamente. Y al ver que no le llamaba la atención lo que yo estaba haciendo. Le disparé antes de que fuera demasiado tarde.
Luego escuché la voz de un hombre que estaba con un megáfono que dijo -¡Corten, corten! ¿Quién fue el hijo de mil putas que llegó tarde y se olvidó del guión?-.
Yo me desvanecí al ver lo que había hecho.







Este era el cartel al cual yo no le hice caso.
Después de haber estado 5 años en prisión, pude contarles esto.
Los hijos de puta estaban filmando y yo no me di cuenta.